Enrique Gonzales: “Bolivia atraviesa una crisis sistémica, no una simple coyuntura”

Entrevista a Enrique Gonzales

José Manuel Ochoa Renjel:

Buenos días, Enrique. Un gusto saludarte. Soy José Manuel Ochoa Renjel, periodista de elfaro24, y antes de comenzar, me gustaría presentarte adecuadamente.

Enrique Gonzales:

Gracias por la invitación, José. Siempre disfruto este tipo de entrevistas, especialmente en un contexto electoral como el actual, donde los analistas y estrategas juegan un papel clave ante los desafíos que enfrentamos. Así que, con gusto, avancemos con la conversación.

Perfil del entrevistado

José Manuel Ochoa Renjel:

Para contextualizar, Enrique Gonzales es economista de formación y cuenta con una amplia trayectoria en gestión de proyectos, estructuración de equipos de alto rendimiento y asesoría estratégica para diversas organizaciones y empresas. Ha trabajado acompañando a líderes en la conducción de equipos en condiciones adversas y en el diseño de sistemas de interacción para mejorar la eficiencia organizacional.

En el ámbito del activismo y la promoción de ideas, se destacó como Coordinador Nacional de Estudiantes por la Libertad Bolivia entre 2019 y 2021, período en el que su equipo fue reconocido en dos ocasiones como el mejor de Latinoamérica. Además, lideró la región Andes, gestionando equipos en Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. Su experiencia abarca liderazgo en ventas, asesoría estratégica y consultoría en temas económicos, filosóficos y políticos.

Enrique, nuevamente gracias por tu tiempo. Si te parece, podemos comenzar con las preguntas.

Enrique Gonzales:

Por supuesto, adelante.

Análisis del contexto político y económico

José Manuel Ochoa Renjel:

En este año electoral, Bolivia enfrenta desafíos tanto políticos como económicos. ¿Cómo describirías la situación actual del país en estos aspectos?

Enrique Gonzales:

Bolivia atraviesa una crisis sistémica. No se trata de un problema coyuntural o accidental, sino de la consecuencia lógica de un sistema diseñado para fracasar. Durante años, el Movimiento al Socialismo (MAS) ha sostenido una economía artificialmente inflada mediante el gasto público, el control estatal y subsidios insostenibles. Esto ha debilitado la capacidad productiva del país y asfixiado la inversión privada, agotando los recursos que mantenían la ilusión de estabilidad.

Hoy nos enfrentamos a un golpe de realidad que nos obliga a reconocer la fragilidad del modelo. El problema no es solo económico ni una simple falla de administración, como algunos sugieren; es un problema estructural. Cuando un sistema se basa en la expansión del Estado, la dependencia del extractivismo y la manipulación del mercado, el desenlace inevitable es crisis, inflación y estancamiento productivo.

El gobierno intenta presentar la situación como una coyuntura difícil, pero en realidad estamos viendo el colapso de un modelo que estaba condenado al fracaso desde su concepción. En este año electoral, la palabra que mejor describe el escenario es desesperación, tanto en el oficialismo como en la oposición. Mientras el MAS insiste en sostener su modelo, la oposición aún no ofrece alternativas viables, lo que resulta preocupante.

Origen de la crisis económica

José Manuel Ochoa Renjel:

Entonces, ¿consideras que la crisis económica comenzó con la llegada del MAS al poder o tiene raíces más profundas?

Enrique Gonzales:

El problema no se reduce únicamente al MAS. Bolivia ha pasado por distintos ciclos políticos, y lo que vivimos hoy es la fase final de un ciclo que podríamos llamar neoestatismo, iniciado en 2003 con el colapso de las estructuras de poder tradicionales y la llegada del MAS.

No es que la crisis haya surgido únicamente con este partido, sino que se consolidó un modelo basado en la supremacía del Estado como actor central de la economía. Esto podría haber ocurrido con cualquier otro gobierno que implementara las mismas políticas.

Ahora bien, si el MAS se ha ganado la reputación de ser el partido más corrupto e incompetente del siglo en Bolivia, no es solo por sus líderes, sino porque implementaron un sistema condenado al fracaso desde su origen.

Por eso desconfío cuando aparecen candidatos que se presentan como “salvadores”. No se trata solo de cambiar nombres en el poder, sino de transformar la estructura misma del sistema. Si seguimos con la misma base y solo cambiamos a las figuras, el desenlace será el mismo.

Confianza en el proceso electoral

José Manuel Ochoa Renjel:

En cuanto a las elecciones, ¿crees que hay confianza en el proceso electoral o existen factores que lo debilitan?

Enrique Gonzales:

No hay confianza en el proceso electoral, y existen varios factores que lo hacen aún más vulnerable. Uno de los temas recurrentes es la necesidad de sanear el padrón electoral antes de cualquier elección. Sin embargo, el verdadero problema no es solo el padrón, sino el control del voto.

El fraude no se produce en las papeletas, sino en el conteo y la transmisión de los resultados. En Bolivia, lo crucial no es la boleta electoral en sí, sino el acta de votación, y es en esa instancia donde se han detectado múltiples irregularidades.

Los partidos políticos han sido improvisados en el control electoral. Sin una estructura sólida de fiscalización, el proceso queda desprotegido. La oposición parece confiar en el sistema solo hasta que ocurre un fraude; luego, en lugar de asumir la responsabilidad por no haber resguardado su voto, culpan al sistema. Si un partido no puede proteger su elección, ¿cómo pretende gobernar un país?.

Panorama de la oposición

José Manuel Ochoa Renjel:

Desde tu perspectiva, ¿hay algún candidato de la oposición con capacidad real para enfrentar al MAS en estas elecciones?

Enrique Gonzales:

La oposición está fragmentada y sin rumbo. Para construir poder político se requieren tres elementos fundamentales:

Liderazgo personal: el carisma y la capacidad del candidato para atraer masas.
Recursos económicos: el financiamiento necesario para una campaña efectiva.
Organización: una estructura sólida para movilizar y coordinar el voto.

El MAS posee estas tres fuentes de poder, mientras que la oposición carece de organización y recursos suficientes. Como resultado, muchos candidatos recurren a estrategias mediáticas superficiales, priorizando las redes sociales en lugar del trabajo territorial real.

A pesar de sus divisiones internas, el MAS sigue manteniendo su base, porque sus militantes comprenden que hay un proyecto político detrás, aunque sea defectuoso.

Mensaje final

José Manuel Ochoa Renjel:

Finalmente, ¿qué mensaje le darías a los votantes indecisos o desencantados con el panorama electoral actual?

Enrique Gonzales:

Mi consejo es simple: no se fanaticen. El fanatismo impide pensar con claridad y evaluar las opciones de manera objetiva. La desesperación por salir de la crisis no debe llevarnos a respaldar candidatos sin un proyecto sólido. Es fundamental exigir propuestas reales y no conformarse con discursos vacíos.

José Manuel Ochoa Renjel:

Gracias por tu tiempo y análisis, Enrique. Ha sido una conversación muy enriquecedora.

Enrique Gonzales:

El placer ha sido mío, José. Un abrazo.