
Bolivia no necesita más tecnócratas elitistas disfrazados de demócratas, ni empresarios de la política que confunden el país con una empresa.
Bolivia no necesita más tecnócratas elitistas disfrazados de demócratas, ni empresarios de la política que confunden el país con una empresa.
"Tras la desaparición de lo que consideraban un “dique de contención”—el Papa Francisco—estos sectores tradicionalistas y ultras, crecidos y desinhibidos, han lanzado una ofensiva abierta para domesticar la religión y ponerla al servicio de su causa"
En un mar agitado donde Venezuela es el epicentro de las tormentas, Bolivia debe elegir si será ancla o si, finalmente, decidirá navegar.
Bolivia despertó el 17 de agosto de 2025 a una realidad que pocos imaginaron posible. Las urnas, esos recipientes sagrados de la voluntad popular, habían pronunciado un veredicto que resonaría como campanas de libertad en los rincones más remotos del continente: el fin de una era, el alba de otra, y en el medio, el silencio expectante de una nación que por dos décadas había olvidado la esperanza genuina.
Los resultados de las elecciones nacionales nos muestran los aciertos y errores de la mayoría de los candidatos. Desde el exceso de frases grandilocuentes, como el de patear el tablero electoral con la dupla ganadora, o recordar lo guapo y extraviado que puede estar alguno de los contrincantes.
“Hay países que caminan con paso firme, y otros que tropiezan buscando su alma. Bolivia, siempre, camina herida pero de pie.”
(Quien calla otorga)
Contra viento y marea
La espada en la palabra
Mundo en Transición