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La falta de diésel en Bolivia no solo amenaza la producción de soya, sino también la del arroz, un alimento esencial en la canasta básica de los hogares. Productores arroceros de Santa Cruz y Beni advierten que, si no se garantiza el suministro de combustible para la cosecha, el país enfrentará una grave escasez de este grano básico.
Actualidad07 de marzo de 2025Las cifras oficiales reflejan una preocupante caída en la producción de arroz. En 2023, Bolivia alcanzó las 699.142 toneladas, mientras que en 2024 la producción cayó drásticamente a 433.050 toneladas, según datos del ministro de Desarrollo Productivo, Néstor Huanca.
Gonzalo Vázquez, presidente de la Federación Nacional de Cooperativas Arroceras (Fenca), alertó que la cosecha en Santa Cruz y Beni enfrenta un panorama crítico. La maquinaria agrícola, incluyendo cosechadoras, tractores y camiones, requiere grandes volúmenes de diésel, pero el desabastecimiento está paralizando el proceso.
"En Beni, en febrero, ya teníamos 70.000 hectáreas listas para cosechar, pero la falta de diésel impidió su recolección. Un 10% de la producción ya se perdió por las lluvias, y si el problema persiste, las pérdidas seguirán aumentando", afirmó Vázquez.
En Santa Cruz, la situación no es mejor. La cosecha, programada para marzo y abril, enfrenta el mismo obstáculo.
"El año pasado advertimos sobre el riesgo de escasez y no nos equivocamos. Este año tenemos producción, con unas 150.000 hectáreas a nivel nacional, pero la falta de diésel está poniendo en jaque toda la logística", agregó el líder arrocero.
En Bolivia, existen más de 35.000 productores de arroz, pero el mayor impacto recae en los 20.000 productores medianos.
"Esperábamos que los precios bajaran este año, pero con esta crisis se mantendrán altos. Nos preocupa el consumidor, porque el arroz podría encarecerse", advirtió Vázquez.
Las estimaciones indican que la cosecha de 2024 cubrirá solo el 80% de la demanda nacional, dejando un déficit del 20% que tendría que ser cubierto con importaciones. Sin embargo, el contexto económico también pone trabas a esta solución.
Bolivia enfrenta una crisis de divisas, lo que dificulta la adquisición de arroz en el extranjero. Además, los precios en Argentina y Brasil, principales proveedores, han subido, lo que podría encarecer aún más el grano importado.
Según el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (Ibce), hasta noviembre de 2024, Bolivia importó 1.138 toneladas de arroz por un valor de un millón de dólares. En comparación, en 2023 se importaron 2.653 toneladas y en 2022 fueron 8.250 toneladas, reflejando una tendencia decreciente en las compras externas.
El año pasado, las importaciones provinieron principalmente de Argentina (1.032.351 toneladas), Brasil (102.606 toneladas), Estados Unidos (1.723 toneladas) e Italia (1.252 toneladas), según datos del Ibce.
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