
Nicea es una ciudad del noroeste de Turquía, donde hace 1700 años se realizó el primer concilio ecuménico de la Iglesia, que tuvo algunos rasgos singulares.
Bolivia necesita unidad más allá de las elecciones: reformas profundas, respeto a la institucionalidad y un frente amplio que garantice democracia, justicia y libertad.
Editorial26 de marzo de 2025Que líderes con trayectorias diversas, muchas veces enfrentadas, hayan decidido articularse con el objetivo de derrotar democráticamente al Movimiento al Socialismo (MAS) en las elecciones de agosto de 2025, es un hito que merece reconocimiento. Pero también exige madurez, estrategia y visión de largo plazo.
No basta con construir una coalición electoral para ganarle al oficialismo. La pregunta clave es qué sucederá una vez que se conozca el resultado de la encuesta que definirá al candidato único de esta alianza. ¿Predominará la sensatez de consolidar un frente amplio republicano que preserve la unidad hasta después de las elecciones? ¿O se impondrá la tentación del personalismo, bajo el argumento de que “ganar la encuesta” legitima actuar en solitario?
Sería un error histórico repetir los viejos patrones de fragmentación una vez alcanzada la candidatura única. Bolivia no necesita únicamente un nuevo presidente, sino un nuevo modelo de gobierno: colegiado, plural, técnicamente solvente, institucionalmente sólido. La verdadera victoria republicana no será simplemente vencer al MAS en las urnas, sino instaurar una administración capaz de tejer consensos, garantizar la independencia de los poderes del Estado y priorizar el interés nacional sobre los egos partidarios.
Esa tarea de reconstrucción nacional pasa necesariamente por reformas estructurales profundas. Bolivia no puede seguir sujeta a una Constitución diseñada a medida del autoritarismo, que concentra poder, limita el pluralismo y condiciona las reglas del juego político a la voluntad de un solo partido. El país necesita una nueva Carta Magna que refleje el pluralismo democrático, garantice la alternancia, y asegure los derechos fundamentales desde una perspectiva de igualdad, justicia y libertad.
El modelo económico actual, estatista, extractivista y clientelar, también debe ser revisado. Es hora de pensar en una economía moderna, productiva y sostenible, donde el emprendimiento, la inversión y la innovación no sean tratados como amenazas, sino como motores del desarrollo nacional. El país no puede seguir girando en torno a un esquema que castiga la eficiencia y premia la lealtad política.
Los rumores de fisuras internas dentro de este bloque opositor no deben minimizarse. Son señales de alerta. La ciudadanía demanda coherencia y compromiso, no cálculos mezquinos. Y es igualmente preocupante que algunos precandidatos estén promoviendo, con liviandad, la promesa de llevar a la cárcel a dirigentes del MAS. La lucha contra la corrupción debe ser firme, sí, pero jamás politizada. La justicia no puede ser usada como herramienta de revancha. Le corresponde al Ministerio Público actuar conforme a la ley, y es responsabilidad del futuro gobierno –si es que lo hay– asegurar una verdadera separación de poderes y un Poder Judicial libre de presiones políticas y económicas.
Bolivia está ante una oportunidad histórica. No se trata solo de cambiar de partido en el poder, sino de inaugurar una nueva cultura democrática. Una que no repita los errores del pasado, y que entienda que gobernar bien no es solo ganar elecciones, sino construir instituciones que trasciendan gobiernos. Que esta alianza de unidad se mantenga firme, aún después de que se conozca al candidato, será la señal más clara de que hemos aprendido. Y que estamos, al fin, listos para dar el siguiente paso hacia una Bolivia plural, libre, justa e igualitaria.
Nicea es una ciudad del noroeste de Turquía, donde hace 1700 años se realizó el primer concilio ecuménico de la Iglesia, que tuvo algunos rasgos singulares.
En una entrevista exclusiva con elfaro24.com, la exdiputada y abogada Dra. Norma Piérola Valdez lanzó duras acusaciones que comprometen no solo al Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia, sino también a organismos internacionales vinculados a procesos electorales, como la Unión Interamericana de Organismos Electorales (Uniore) y el Centro de Asesoría y Promoción Electoral (Capel).
Jeanine Áñez manifestó que la CIDH y la ONU no pueden “desentenderse” de la defensa de los derechos de los bolivianos. La ex presidenta interina de Bolivia se pronunció luego de que ambos organismos internacionales expresaran su preocupación por recientes fallos judiciales en el país.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Oficina de Derechos Humanos de la ONU en América del Sur manifestaron su preocupación tras la anulación de los procesos contra la expresidenta Jeanine Áñez y varios mandos militares y policiales vinculados a los sucesos de Sacaba y Senkata en 2019.
Charlie Kirk, activista conservador estadounidense y cofundador de la organización juvenil Turning Point USA, murió el 10 de septiembre de 2025 tras recibir un disparo en plena conferencia en la Universidad del Valle de Utah.
El 17 de agosto de 2025, una vez conocido el resultado preliminar de las elecciones generales 2025 en Bolivia, mi alegría algo contenida hasta el momento se puso a prueba, y escribí inmediatamente un artículo de opinión favorable al ganador de la primera vuelta.
Durante el prolongado gobierno de Evo Morales, Bolivia experimentó una profunda distorsión de los principios fundamentales que sostienen el Estado de derecho.
La política boliviana vive nuevamente un capítulo de alta tensión de cara al balotaje del 2025. Los nombres en disputa no son nuevos en el escenario nacional, pero las circunstancias actuales presentan un cuadro particularmente frágil, donde cada declaración y cada gesto tienen un peso decisivo sobre el rumbo del país.
La reciente ofensiva conjunta de Estados Unidos e Israel sobre Irán ha abierto un nuevo capítulo de incertidumbre en Oriente Medio. Los bombardeos, dirigidos contra instalaciones nucleares y objetivos estratégicos, marcan un giro significativo en la evolución del conflicto.
La historia contemporánea del Oriente Medio vuelve a ser escrita con sangre, fuego y discursos grandilocuentes. En el centro de esta nueva catástrofe geopolítica, el reciente bombardeo de las instalaciones nucleares de Irán por parte de Estados Unidos —orquestado por un Donald Trump cada vez más desinhibido y secundado por un Benjamin Netanyahu eufórico— marca un antes y un después.
La escalada entre Israel e Irán, con la implicación directa de Estados Unidos, marca un punto de inflexión peligroso para la estabilidad global.