Inflación de marzo rompe récord en cuatro décadas y pone en jaque la meta anual del Gobierno

Con un 1,71% en solo un mes, Bolivia registró en marzo de 2025 su inflación más alta para ese período desde 1986. La escasez de dólares, el alza del dólar paralelo y factores estructurales disparan los precios, especialmente de los alimentos, y agravan la crisis del costo de vida.

Economía07 de abril de 2025José Ochoa RenjelJosé Ochoa Renjel
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Foto: Archivo.

La economía boliviana atraviesa uno de sus momentos más críticos en materia inflacionaria. Según el informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), la inflación de marzo de 2025 alcanzó el 1,71%, convirtiéndose en la más elevada para ese mes en los últimos 39 años. Solo en 1986 se registró un aumento superior, en el contexto de una crisis hiperinflacionaria.

Este dato, aparentemente aislado, esconde un problema mayor: el encarecimiento generalizado del costo de vida, con una inflación acumulada en el primer trimestre del año del 5%, que ya representa dos tercios de la meta gubernamental para todo 2025 (7,5%). La inflación interanual, es decir, comparada con marzo de 2024, trepó al 14,63%, el nivel más alto desde 1991.

El golpe más duro lo sufren los hogares bolivianos en la mesa. El rubro de “Alimentos y Bebidas No Alcohólicas” lidera las subidas con un incremento mensual del 3,81% en marzo, y una inflación interanual del 25,28%. El precio de productos como la carne de pollo, carne de res, tomate, cebolla y almuerzo básico se ha disparado. Algunos alimentos básicos registran un encarecimiento interanual del 20,58%, el más alto en 17 años.

Fernando Romero, presidente del Colegio de Economistas de Bolivia, advierte que “esta no es una inflación común ni pasajera. Su origen está en la escasez crónica de divisas que afecta a todos los sectores productivos del país”. En el mercado paralelo, el dólar ya bordea los Bs 12, muy por encima del tipo de cambio oficial de Bs 6,96, lo que eleva los costos de importación y genera una presión directa sobre los precios internos.

A esto se suman otros detonantes: el desabastecimiento de combustibles, los efectos climáticos sobre la producción agrícola, la especulación en mercados mayoristas, el contrabando a la inversa y la incertidumbre política. En conjunto, han provocado una distorsión profunda en la dinámica de oferta y demanda.

“El aumento sostenido de la masa monetaria sin respaldo, junto a una economía fuertemente dependiente de las importaciones, es un cóctel perfecto para una espiral inflacionaria. Si no se resuelve el acceso a dólares, cualquier medida paliativa será insuficiente”, sostuvo Romero.

Los efectos ya se sienten con fuerza. En sectores sensibles como salud, los reportes señalan que ni la eliminación de aranceles para importar medicamentos ha servido: no hay divisas para traer insumos, lo que genera desabastecimiento y eleva aún más los precios.

Con tres meses transcurridos, el panorama para el resto del año no es alentador. Si el ritmo actual continúa, Bolivia podría cerrar 2025 con una inflación que supere ampliamente lo previsto por el Gobierno, agudizando la crisis económica de los hogares y forzando al Ejecutivo a tomar decisiones más estructurales, en un contexto social cada vez más tenso.

Fuente: El Deber

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