El engaño de Kailasa y la crisis del Estado Plurinacional: una amenaza a la soberanía boliviana

Mientras un supuesto Estado ficticio intenta arrendar territorios indígenas por mil años, el debilitamiento institucional y la pérdida del sentido de nación exponen a Bolivia a nuevas formas de despojo sin resistencia.

Análisis21 de marzo de 2025 Franz Rafael Barrios Gonzales
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Foto: Generada en Grok de X.

Supuestos representantes del ficticio “Estados Unidos de Kailasa” han intentado arrendar territorios indígenas en Bolivia por hasta mil años, con el aval —o encubrimiento— de ciertos funcionarios públicos wiphaleños. Se habla de su presencia en la Amazonía boliviana desde hace tres años, ofreciendo “protección” y “servicios policiales” a cambio de soberanía sobre tierras originarias, en una estafa que raya lo absurdo.

Incluso se reportó que estos emisarios participaron en actos públicos de la CIDOB, donde entregaron regalos al presidente Luis Arce, lo que podría encuadrar en el tipo penal de “beneficios en razón del cargo”. Resulta alarmante que un “Estado” liderado por un gurú acusado de violación en la India tenga injerencia en actos oficiales, sin que la Cancillería boliviana actúe con el rigor institucional de antaño.

Este tipo de engaños sería impensable en tiempos de la República, donde se exigían credenciales diplomáticas y existía respeto por la soberanía nacional. Hoy, bajo un “Estado Plurinacional” anómico, con zonas liberadas como el Chapare, estas farsas encuentran terreno fértil.

Algunos sectores indígenas han caído en el error de considerarse naciones independientes, pretendiendo disponer de soberanía sobre el territorio. Esta conducta encaja jurídicamente en el delito de traición a la patria (Art. 124.I.3 CPE), pues no existen 36 naciones soberanas en Bolivia. El Art. 5 de la Constitución solo reconoce diversidad de idiomas, no de soberanías.

La Nación Boliviana es una sola, como lo establece el Art. 141 de la CPE, que define la nacionalidad como un vínculo político-jurídico indivisible. La nación no se define por lengua, sino por historia, territorio, costumbres y aspiraciones compartidas, tal como planteó Renan en 1882.

La historia boliviana ha sido una de despojos territoriales: Acre, Atacama, Chaco, Silala y más. Pero si antes las pérdidas fueron por guerras, hoy lo son por negligencia y complicidad. En pleno siglo XXI, se pierden regiones enteras sin disparar un tiro, simplemente firmando papeles o tolerando farsas como Kailasa.

Lo que antes se defendía con sangre, ahora se entrega por omisión. Y lo que se disfraza de pluralismo cultural, a menudo sirve de excusa para la fragmentación territorial y el debilitamiento del Estado.

Autor: Franz Rafael Barrios Gonzales
Jurista y analista político boliviano

© 2025 elfaro24.com. Este artículo está bajo la licencia Creative Commons Atribución-Sin Derivadas 4.0 Internacional (CC BY-ND 4.0). Se permite su redistribución con atribución, pero está prohibido modificarlo o alterar su contenido.

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