¿MERCOSUR o estancamiento? El futuro de Bolivia en juego por la inacción del gobierno

La adhesión de Bolivia al MERCOSUR se enfrenta a un futuro incierto debido a la negligencia del gobierno en cumplir con los requisitos esenciales para su integración, poniendo en riesgo los beneficios y oportunidades que la plena membresía podría traer al país.

OpiniónEl sábado Javier Viscarra
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Foto: Javier Viscarra ValdiviaDiplomático de carrera, abogado y periodista.

Este 26 de marzo se celebrarán 34 años de la firma del Tratado de Asunción, que dio vida al MERCOSUR, un bloque regional que ha sido un pilar clave de la integración de América del Sur. Sin embargo, Bolivia, que hace tiempo ya formalizó su intención de ingresar, se encuentra atrapada en un limbo. La falta de acción por parte de la Cancillería ha dejado a la adhesión en una peligrosa parálisis. A pesar de la histórica firma de ratificación en julio de 2024, donde el presidente Luis Arce formalizó el ingreso en Montevideo, el proceso técnico posterior, que debía concluir con la presentación de un plan detallado, ha sido completamente ignorado.

Este incumplimiento no es simplemente una falta de puntualidad; comienza a parecer un sabotaje por omisión. En lugar de movilizar a su equipo técnico, convocar a sectores productivos, y trabajar con el Parlamento y las cámaras empresariales, el gobierno ha preferido el silencio. Esto ha generado desconcierto tanto a nivel interno como en los otros países del bloque, quienes esperan una respuesta clara según lo estipulado por el Protocolo de Adhesión.

El tiempo sigue corriendo, y las implicaciones son colosales. Integrarse al MERCOSUR no es solo una cuestión burocrática; implica adaptarse a normativas complejas en áreas como el comercio, el arancel externo común, y las reglas de origen. Sin embargo, los desafíos económicos son igualmente enormes. Durante los casi 30 años del ACE 36, Bolivia ha registrado un déficit comercial de 42.000 millones de dólares con el MERCOSUR, lo que genera dudas sobre si la plena adhesión solucionará estos desequilibrios o, por el contrario, agudizará la vulnerabilidad de la economía boliviana frente a socios mucho más competitivos.

Además, la situación interna del bloque también está cambiando. Argentina ha puesto sobre la mesa la necesidad de flexibilizar el MERCOSUR para poder negociar de manera independiente con potencias como Estados Unidos. Este giro podría marcar un golpe significativo para la cohesión del bloque y su futuro.

Mientras tanto, la única vez que la canciller Celinda Sosa ha hablado del tema en el Parlamento, su argumento a favor de la adhesión se limitó a las ventajas de la libre circulación y el reconocimiento de títulos profesionales, una visión que parece simplificar de manera peligrosa la complejidad de las relaciones internacionales de Bolivia.

La situación de Bolivia dentro del MERCOSUR está en una encrucijada. En un mundo que avanza rápidamente hacia nuevas realidades comerciales, el gobierno debe decidir si realmente quiere avanzar en esta integración o si prefiere dejarlo para otro momento. Lo que no puede seguir sucediendo es lo que ha sido la norma: postergar la decisión esperando que el tiempo resuelva por sí solo.

Créditos: Escrito por Javier Viscarra Valdivia.

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