Bolivia al borde del aislamiento internacional: la vergonzosa pérdida de su voto en la ONU por una deuda mínima

La falta de pago de Bolivia a la ONU no es solo un impago administrativo, sino el reflejo de una crisis más profunda: un gobierno sin dirección, una diplomacia debilitada y una economía en deterioro que evidencian la incompetencia del presidente Luis Arce para gestionar las obligaciones internacionales del país.

Foto: APG - Archivo.

Bolivia enfrenta un nuevo bochorno internacional: la posible pérdida de su derecho al voto en la Asamblea General de la ONU por falta de pago. Este hecho, que debería causar alarma en cualquier gobierno con una mínima visión geopolítica, revela la impericia, desidia y miopía del presidente Luis Arce en el manejo de los asuntos exteriores y la economía nacional.

El monto adeudado a la ONU asciende a aproximadamente 772.000 dólares. Para un Estado, esta cifra es insignificante en comparación con el despilfarro burocrático y el gasto en propaganda oficialista. Sin embargo, la incapacidad de cubrir una obligación mínima en el escenario internacional es un reflejo de la precariedad económica que atraviesa Bolivia, una crisis que el gobierno insiste en minimizar mientras el país se hunde en la escasez de dólares y combustibles.

El artículo 19 de la Carta de las Naciones Unidas es claro: un país pierde su derecho al voto si su deuda equivale o supera las contribuciones de los dos años previos. Bolivia ha caído en esta vergonzosa lista, junto a naciones devastadas por conflictos o crisis humanitarias extremas. ¿Cómo es posible que el gobierno de Arce, que tanto se jacta de la soberanía y el protagonismo internacional, permita semejante afrenta a la dignidad del país?

La pérdida del voto en la ONU no es solo un castigo administrativo. Es una declaración al mundo de que Bolivia no es capaz de cumplir con lo mínimo. Significa quedar marginado en debates cruciales sobre derechos humanos, desarrollo sostenible y comercio global. En un momento donde el país debería reforzar su presencia internacional para atraer inversiones y cooperación, el gobierno de Arce prefiere hundirse en la indiferencia y la incompetencia.

Este episodio es el síntoma de un problema mayor: una administración sin rumbo, sin liderazgo y sin un plan claro. La economía boliviana se tambalea entre la falta de liquidez y la creciente desconfianza de los mercados, mientras el oficialismo sigue enfrascado en disputas internas y discursos vacíos. La diplomacia boliviana, otrora activa en la defensa de los intereses nacionales, ha sido relegada a un segundo plano, secuestrada por la falta de recursos y una dirección política sin visión.

Más allá del impago, este episodio desnuda una triste realidad: Bolivia ha perdido influencia en el escenario internacional. En el pasado, el país pudo haber contado con respaldo diplomático para resolver una deuda menor sin que esto trascendiera a la opinión pública. Hoy, ni siquiera cuenta con el peso político para evitar el escándalo. La fragilidad del actual gobierno lo ha llevado al aislamiento, con relaciones exteriores debilitadas y una credibilidad en declive.

Bolivia no puede permitirse esta clase de humillaciones internacionales. Es imperativo que el gobierno rectifique, salde la deuda con la ONU y adopte una estrategia seria para recuperar su prestigio exterior. Sin embargo, este incidente ya ha dejado claro un mensaje: la gestión de Luis Arce es la de un gobierno que no solo carece de dólares y combustible, sino también de ideas, voluntad y dignidad política.

Te puede interesar

Donald Trump y la diplomacia sin hipocresía: una copa de champán en Washington

La diplomacia no siempre se trata de discursos elegantes o de mantener las formas, sino de entender con quién se está tratando y cómo lograr resultados. Donald Trump, con su estilo irreverente, ha demostrado que muchas veces la franqueza vale más que la hipocresía. Mientras Europa y América Latina han pasado años viéndolo como una amenaza, quizás sea momento de mirarlo con otros ojos: como un líder con el que se puede negociar, siempre que se comprenda su lógica y se actúe con inteligencia.

La COB: de defensora de los trabajadores a aliada del poder

La Central Obrera Boliviana (COB) ha dejado de ser la voz combativa de los trabajadores para convertirse en una sombra dócil del poder. En tiempos donde el pueblo boliviano enfrenta una crisis económica palpable, con la escasez de dólares golpeando sectores productivos y un mercado informal cada vez más fuerte, su dirigencia prefiere repetir el discurso oficialista en lugar de exigir soluciones reales.

Diez medidas que pueden paliar la crisis energética

El anuncio hecho público por el Presidente boliviano, Luis Arce, para frenar al menos parcialmente la crisis energética en el país es una buena señal, pero tiene sus grandes bemoles.

Bolivia en la cuerda floja: inacción, crisis y una economía al borde del colapso

Bolivia enfrenta una crisis energética y económica sin precedentes, y el gobierno parece seguir atrapado en la negación. La escasez de dólares ha paralizado la capacidad del Estado para importar combustibles, poniendo en riesgo el abastecimiento interno y llevando al país a un escenario de colapso. Mientras el oficialismo insiste en repetir discursos vacíos y atribuir la crisis a factores externos, el tiempo se agota y la realidad es clara: Bolivia no tiene dólares suficientes para sostener su modelo económico basado en subsidios y dependencia de importaciones.

elfaro24.com: sus principios y su "carta constitutiva"

elfaro24.com se fundó hace pocos días atrás. El primer número es de fecha 1 de marzo de 2025. Espero remar muchos años más en este barco del periodismo digital.

Solucionar la economía pero también el sistema político

En plena crisis de combustibles en el país, resulta evidente que diversos actores políticos han centrado su atención al problema coyuntural. Pero, ¿es acaso también necesario centrar el debate en aquéllos problemas estructurales del país?. ¿Es acaso el declive económico el resultado de una mala praxis política?.