El espejismo del déjà vu

Por qué Bolivia debe mirar con escepticismo el retorno de las recetas neoliberales.

OpiniónAyer Marcelo Rada


«Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo.» — George Santayana
«La definición de locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando resultados diferentes.» — Atribuido a Albert Einstein

PREÁMBULO: UNA ADVERTENCIA DESDE LA HISTORIA

En diciembre de 2025, Bolivia se encuentra en una encrucijada histórica. El gobierno de Rodrigo Paz Pereira ha declarado una "Emergencia Económica Nacional" y, mediante el Decreto Supremo 5503, ha puesto en marcha un programa de reformas que cualquier observador informado reconocería inmediatamente: liberalización comercial, apertura a la inversión extranjera con garantías extraordinarias, eliminación de controles de precios, flexibilización cambiaria, amnistías tributarias para capitales fugados, y reducción del rol del Estado en la economía.

Estas políticas tienen un nombre. Durante cuatro décadas se les ha llamado "neoliberalismo", "Consenso de Washington", "ajuste estructural" o, más recientemente, "reformas pro-mercado". Independientemente del eufemismo que se emplee, constituyen un paquete ideológico coherente que ha sido aplicado repetidamente en América Latina y el mundo en desarrollo desde la década de 1980.

El propósito de este ensayo no es defender la gestión económica del gobierno anterior, cuyas deficiencias son evidentes y están documentadas. Tampoco es negar que Bolivia enfrenta una crisis real que requiere respuestas urgentes. El propósito es mucho más modesto y, a la vez, más fundamental: invitar a la sociedad boliviana a ejercer un escepticismo informado frente a las soluciones propuestas, a la luz de la experiencia histórica tanto nacional como internacional.

Porque si algo nos enseña la historia económica del último medio siglo, es que estas recetas ya fueron probadas —en Bolivia y en decenas de países— y los resultados fueron, en el mejor de los casos, decepcionantes, y en el peor, catastróficos.


PRIMERA PARTE: LA MEMORIA CORTA Y EL OLVIDO CONVENIENTE

I. Bolivia 1985-2005: El experimento neoliberal más ortodoxo de América Latina

Para comprender el presente, debemos comenzar por el pasado. Y el pasado boliviano con el neoliberalismo no es distante ni abstracto: está inscrito en la memoria viva de millones de ciudadanos.

El Decreto Supremo 21060: El shock original

El 29 de agosto de 1985, el gobierno de Víctor Paz Estenssoro promulgó el Decreto Supremo 21060, diseñado por Jeffrey Sachs y un equipo de economistas formados en la ortodoxia monetarista. El decreto se presentó como la única solución posible a la hiperinflación que había alcanzado tasas anualizadas de más de 20,000%.

Las medidas fueron drásticas:

  • Liberalización total de precios
  • Eliminación de subsidios
  • Congelamiento de salarios
  • Libre contratación y despido (la llamada "relocalización")
  • Liberalización del comercio exterior
  • Tipo de cambio único y flotante
  • Reducción drástica del gasto público
  • Privatización de empresas estatales

El resultado inmediato fue efectivamente el control de la hiperinflación. Este "éxito" convirtió a Bolivia en el escaparate del ajuste estructural, y a Jeffrey Sachs en una celebridad global que replicaría su receta en Polonia, Rusia y otros países.

Lo que no se cuenta del "milagro boliviano"

Sin embargo, la narrativa triunfalista omite aspectos fundamentales:

Primero, el costo social fue devastador. Más de 23,000 mineros fueron "relocalizados" (eufemismo para despedidos masivamente) de la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL). Comunidades enteras fueron desarraigadas. El tejido social de regiones mineras como Potosí, Oruro y el norte de La Paz fue destruido. Muchos de estos trabajadores migraron al Chapare, donde la economía de la coca se convirtió en la única alternativa de supervivencia.

Segundo, el crecimiento económico fue anémico. Entre 1985 y 2005, el PIB per cápita de Bolivia creció a un promedio de apenas 1.2% anual, uno de los más bajos de América Latina. Veinte años de "reformas estructurales" dejaron a Bolivia como el país más pobre de Sudamérica.

Tercero, la pobreza se mantuvo escandalosamente alta. En 2005, tras dos décadas de neoliberalismo, el 60% de la población boliviana vivía en pobreza y el 38% en pobreza extrema. La desigualdad, medida por el coeficiente de Gini, se mantuvo entre las más altas del continente.

Cuarto, la desindustrialización fue profunda. La participación de la manufactura en el PIB cayó del 17% en 1985 al 12% en 2005. Bolivia se reprimarizó, dependiendo cada vez más de la exportación de materias primas sin valor agregado.

Quinto, la privatización de empresas estratégicas transfirió riqueza nacional al exterior. La "capitalización" de YPFB, ENTEL, ENDE, LAB y otras empresas entregó el control de sectores estratégicos a corporaciones transnacionales que repatriaron utilidades sistemáticamente.

La Guerra del Agua y la Guerra del Gas: El pueblo dice basta

El experimento neoliberal boliviano no terminó por decisión de las élites, sino por rebelión popular.

En abril de 2000, la población de Cochabamba se levantó contra la privatización del agua a manos de Bechtel (bajo el nombre Aguas del Tunari). La empresa había elevado las tarifas hasta en un 300%, haciendo el agua inaccesible para los sectores populares. La "Guerra del Agua" dejó un muerto y más de cien heridos, pero logró revertir la privatización.

En octubre de 2003, la población de El Alto se movilizó contra la exportación de gas natural por puertos chilenos, en condiciones que beneficiaban a las transnacionales pero no al país. La "Guerra del Gas" dejó más de 60 muertos y forzó la renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, quien huyó a Estados Unidos.

Estos levantamientos no fueron episodios aislados de violencia irracional. Fueron la respuesta de una sociedad que había experimentado veinte años de promesas incumplidas, de sacrificios que nunca se tradujeron en bienestar, de riquezas naturales que se iban al exterior mientras la pobreza persistía.

II. La experiencia latinoamericana: Un continente de escarmientos

Bolivia no fue un caso aislado. El neoliberalismo se aplicó en toda América Latina con resultados consistentemente decepcionantes.

Argentina: Del "milagro" a la catástrofe

Argentina fue otro "alumno modelo" del Consenso de Washington. Durante los años 1990, bajo el gobierno de Carlos Menem, se implementaron todas las reformas recomendadas: privatizaciones masivas, convertibilidad peso-dólar, apertura comercial irrestricta, desregulación laboral.

Durante algunos años, la inflación se controló y llegaron inversiones extranjeras. El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial celebraban el "milagro argentino".

El final es conocido: en diciembre de 2001, Argentina sufrió el colapso económico más severo de su historia. El PIB cayó 11% en un año, la pobreza superó el 50%, el desempleo llegó al 25%, y la clase media —orgullo histórico del país— fue devastada. El "corralito" confiscó los ahorros de millones de personas. El país tuvo cinco presidentes en diez días.

México: El espejismo del TLCAN

México firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, prometiendo que la integración con Estados Unidos y Canadá traería prosperidad generalizada.

Treinta años después, los resultados son mixtos en el mejor de los casos:

  • El salario mínimo real mexicano en 2024 apenas supera el nivel de 1980
  • La pobreza afecta a más del 40% de la población
  • La desigualdad regional se ha profundizado (norte industrial vs. sur agrícola)
  • La agricultura campesina fue devastada por la competencia con el maíz subsidiado estadounidense
  • Millones de mexicanos migraron a Estados Unidos buscando las oportunidades que el libre comercio prometió pero no entregó

Chile: El "jaguar" con pies de barro

Chile fue el laboratorio original del neoliberalismo, implementado a sangre y fuego durante la dictadura de Pinochet (1973-1990). Durante décadas se presentó como el modelo a seguir: crecimiento sostenido, inflación controlada, inversión extranjera abundante.

Sin embargo, el estallido social de octubre de 2019 reveló las grietas profundas del modelo:

  • Pensiones miserables del sistema de AFP
  • Salud y educación de calidad solo para quien puede pagar
  • Endeudamiento masivo de los hogares
  • Segregación urbana extrema
  • La desigualdad más alta de la OCDE

El pueblo chileno salió a las calles con un grito que resonó en todo el continente: "No son 30 pesos, son 30 años". Tres décadas de modelo neoliberal habían producido crecimiento macroeconómico pero no bienestar social.

El patrón continental

La experiencia se repitió, con variaciones locales, en Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela (antes de Chávez), Centroamérica y el Caribe. En todos los casos, el patrón fue similar:

  1. Crisis inicial (hiperinflación, deuda, déficit)
  2. Ajuste estructural presentado como única alternativa
  3. Estabilización macroeconómica inicial (control de inflación)
  4. Crecimiento moderado concentrado en sectores exportadores
  5. Persistencia de pobreza y desigualdad
  6. Desindustrialización y reprimarización
  7. Crisis social y/o económica posterior
  8. Reacción política contra el modelo

Este patrón se repitió con tal consistencia que constituye evidencia empírica robusta: las recetas neoliberales no producen desarrollo inclusivo ni sostenible.


SEGUNDA PARTE: LO QUE NOS ENSEÑA HA-JOON CHANG

III. La verdadera historia del desarrollo económico

Ha-Joon Chang, economista coreano formado en Cambridge, dedicó su carrera académica a responder una pregunta fundamental: ¿cómo se desarrollaron realmente los países que hoy son ricos?

Su conclusión, documentada en obras como Kicking Away the Ladder (2002), Bad Samaritans (2008) y 23 Things They Don't Tell You About Capitalism (2010), es demoledora para la ortodoxia neoliberal: ningún país se desarrolló siguiendo las recetas que hoy se imponen a los países pobres.

Gran Bretaña: Siglos de proteccionismo

La narrativa convencional presenta a Gran Bretaña como la cuna del libre comercio, la patria de Adam Smith y David Ricardo. Chang demuestra que esto es un mito:

  • Desde el siglo XIV, los monarcas ingleses prohibieron la exportación de lana cruda para proteger la industria textil naciente
  • Enrique VII atrajo tejedores flamencos y prohibió las importaciones de telas del continente
  • Robert Walpole, primer ministro en el siglo XVIII, implementó un sistema comprehensivo de protección industrial
  • Gran Bretaña solo adoptó el libre comercio en 1846, cuando su supremacía industrial era ya incuestionable

Chang cita a Friedrich List: "Gran Bretaña pateó la escalera por la que subió, para impedir que otros la siguieran."

Estados Unidos: El país más proteccionista de la historia

Estados Unidos, hoy campeón mundial del libre comercio, fue durante un siglo la nación más proteccionista del planeta:

  • Alexander Hamilton, primer Secretario del Tesoro, desarrolló la teoría de la "industria naciente" para justificar aranceles protectores
  • Entre la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial, los aranceles estadounidenses promediaron entre 35% y 50%
  • El gobierno federal financió directamente el desarrollo de ferrocarriles, telégrafos y universidades
  • Solo después de 1945, cuando su industria dominaba el mundo, Estados Unidos se convirtió en promotor del libre comercio

Alemania: El Estado desarrollista bismarckiano

Alemania no se industrializó mediante el laissez-faire, sino mediante la intervención estatal sistemática:

  • Bismarck implementó aranceles protectores para la industria pesada
  • El Estado financió directamente la investigación científica y tecnológica
  • Se crearon los primeros sistemas de seguridad social para mantener la paz social durante la industrialización
  • Los bancos alemanes (modelo de "banca universal") canalizaron el ahorro hacia la inversión industrial

Japón: El MITI y la planificación industrial

El "milagro japonés" de posguerra no fue obra del libre mercado, sino de la planificación estatal:

  • El Ministerio de Comercio Internacional e Industria (MITI) seleccionó sectores estratégicos y los protegió de la competencia extranjera
  • El gobierno rescató a Toyota de la bancarrota en 1949 y protegió la industria automotriz hasta que fue competitiva
  • Se restringió la inversión extranjera directa para evitar la desnacionalización de la industria
  • El crédito fue dirigido estratégicamente hacia sectores prioritarios
  • Solo cuando las empresas japonesas dominaban el mercado mundial se abrió la economía

Corea del Sur: El Estado desarrollista en su máxima expresión

Corea del Sur es quizás el ejemplo más dramático. En 1960, era más pobre que Bolivia, Ghana o Haití. Hoy es una potencia industrial que fabrica semiconductores, automóviles y barcos de clase mundial.

¿Cómo lo logró? Haciendo exactamente lo opuesto a lo que recomienda el Consenso de Washington:

  • Todos los bancos fueron nacionalizados hasta 1983, permitiendo al gobierno dirigir el crédito hacia sectores estratégicos
  • Se restringió severamente la inversión extranjera, exigiendo transferencia tecnológica y participación local
  • Se protegieron las "industrias nacientes" con aranceles, cuotas y restricciones a la importación
  • El gobierno seleccionó "campeones nacionales" (los chaebols) y los apoyó con subsidios, créditos preferenciales y protección
  • Se condicionaron los beneficios al desempeño: las empresas que no cumplían metas de exportación perdían el apoyo estatal
  • Se controló la fuga de capitales y se administró el tipo de cambio para mantener la competitividad

El economista Robert Wade llamó a esto el "mercado gobernado" (governed market). No era socialismo, pero tampoco era libre mercado. Era capitalismo dirigido estratégicamente por el Estado.

IV. La lección fundamental de Chang

La tesis central de Ha-Joon Chang puede resumirse así:

«Prácticamente todos los países hoy desarrollados utilizaron políticas industriales activas —proteccionismo, subsidios, empresas estatales, restricciones a la inversión extranjera— cuando estaban en proceso de desarrollo. Al recomendar a los países pobres que adopten el libre comercio y el laissez-faire, los países ricos están 'pateando la escalera' por la que ellos mismos subieron.»

Esto no significa que Chang defienda cualquier forma de intervención estatal. Reconoce que hay intervenciones mal diseñadas, corruptas o contraproducentes. Su argumento es más sutil: el debate no debería ser "Estado vs. mercado", sino "qué tipo de intervención estatal produce desarrollo y cuál no".

Los países asiáticos exitosos tuvieron Estados que:

  • Eran relativamente autónomos de intereses particulares
  • Tenían capacidad técnica para diseñar e implementar políticas
  • Condicionaban los beneficios al desempeño (disciplinando al capital)
  • Combinaban protección con presión para ser competitivos
  • Invertían masivamente en educación e infraestructura

Los países latinoamericanos que fracasaron con el desarrollismo previo al neoliberalismo tuvieron Estados que:

  • Fueron capturados por élites rentistas
  • Protegieron industrias sin exigir competitividad
  • No invirtieron suficientemente en educación y tecnología
  • No disciplinaron a los beneficiarios de la protección

La respuesta al desarrollismo fallido no era el neoliberalismo, sino un mejor desarrollismo. En cambio, América Latina saltó de un extremo al otro, con resultados igualmente decepcionantes.


TERCERA PARTE: EL DS 5503 A LA LUZ DE LA HISTORIA

V. ¿Qué propone realmente el decreto?

Analicemos las principales medidas del DS 5503 desde la perspectiva histórica que hemos desarrollado:

La liberalización comercial (Artículos 45-49, 51)

El decreto elimina los requisitos de autorización previa para importaciones y el Certificado de Abastecimiento Interno para exportaciones.

Lo que dice la historia: Ningún país se industrializó abriendo su economía antes de tener industrias competitivas. Gran Bretaña protegió sus textiles durante cuatro siglos. Estados Unidos mantuvo aranceles del 40% hasta la Segunda Guerra Mundial. Japón solo abrió su mercado automotriz cuando Toyota exportaba la mitad de su producción. Corea protegió su industria hasta que Samsung producía los semiconductores más avanzados del mundo.

Bolivia está abriendo su economía en el momento de mayor debilidad industrial, garantizando que las importaciones desplacen a la producción nacional en lugar de complementarla.

El régimen de inversiones (Artículos 6-17)

El decreto ofrece a los inversores extranjeros: estabilidad tributaria de 15 años, arbitraje internacional, protección frente a cambios regulatorios, procedimientos expeditos, y "efecto normativo" de los contratos (es decir, que el contrato tiene fuerza de ley).

Lo que dice la historia: Los países exitosos no solo atrajeron inversión extranjera; la condicionaron. Corea exigió transferencia tecnológica, participación de socios locales, metas de exportación y desarrollo de proveedores nacionales. Japón restringió la inversión extranjera directa para evitar la desnacionalización. China impone requisitos de joint ventures y contenido local.

Bolivia está ofreciendo todos los beneficios sin exigir ninguna contrapartida. Es un contrato unilateral donde el Estado renuncia a su capacidad de política industrial durante 15 años.

La repatriación de capitales (Artículos 18-25)

El decreto ofrece amnistía tributaria (tasa 0%) para capitales no declarados que "regresen" al país y permanezcan 24 meses.

Lo que dice la historia: Los países exitosos no premiaron la fuga de capitales; la castigaron. Corea controló estrictamente las divisas y sancionó la evasión. Japón mantuvo controles de capital hasta los años 1980. China todavía restringe la salida de capitales.

Premiar con amnistía a quienes sacaron dinero del país envía una señal clara: la próxima vez que haya crisis, será racional fugar capitales porque eventualmente habrá otra amnistía. Es un incentivo perverso que institucionaliza la irresponsabilidad.

El ajuste de precios de combustibles (Artículos 75-80)

El decreto aumenta la gasolina especial en aproximadamente 86% y el diésel en 163%.

Lo que dice la historia: Los subsidios energéticos pueden ser ineficientes, pero su eliminación abrupta en países donde el transporte depende del diésel y no hay alternativas tiene efectos devastadores sobre la competitividad. Cuando Corea enfrentó la crisis del petróleo en 1973, no eliminó los subsidios industriales; los focalizó en sectores estratégicos.

Un aumento del 163% en el diésel se traslada a toda la cadena productiva: transporte, agricultura, minería, manufactura. En un país mediterráneo como Bolivia, con costos logísticos ya elevados, esto es un golpe a la competitividad que ningún otro incentivo puede compensar.

VI. Lo que el decreto no contiene

Tan revelador como lo que el decreto incluye es lo que omite:

No hay política industrial selectiva. El decreto menciona "sectores estratégicos" (minería, hidrocarburos, agroindustria) pero solo para darles beneficios tributarios, no para desarrollarlos activamente mediante inversión pública, crédito dirigido, protección temporal o requisitos de desempeño.

No hay política tecnológica. No hay mención de transferencia tecnológica, desarrollo de capacidades locales, inversión en I+D, o formación de capital humano avanzado. Los contratos de inversión no exigen ningún componente tecnológico.

No hay direccionamiento del crédito. A diferencia del modelo coreano o japonés, el decreto no establece ningún mecanismo para canalizar el ahorro hacia la inversión productiva. El crédito seguirá fluyendo hacia donde sea más rentable en el corto plazo, no hacia donde sea más estratégico para el desarrollo.

No hay disciplina empresarial. Los beneficios se ofrecen sin contrapartidas. No hay metas de exportación, empleo, encadenamientos locales o transferencia tecnológica. Los inversores reciben estabilidad de 15 años sin compromisos verificables.

No hay compensación social proporcional. El PEPE de Bs 150 mensuales y el aumento del Juancito Pinto a Bs 300 son insuficientes frente a ajustes de precios del 86-163%. Las medidas sociales son marginales, no compensatorias.


CUARTA PARTE: POR QUÉ EL ESCEPTICISMO ES NECESARIO

VII. Los argumentos del gobierno y sus limitaciones

El gobierno de Paz Pereira presenta su programa con argumentos que merecen ser analizados críticamente:

"No hay alternativa" (TINA: There Is No Alternative)

Este es el argumento más poderoso del neoliberalismo: frente a la crisis, no hay otra opción que el ajuste. Margaret Thatcher lo popularizó con el acrónimo TINA.

La respuesta histórica: Siempre hay alternativas. Los países asiáticos enfrentaron crisis similares (Corea en 1997, por ejemplo) y respondieron de maneras muy distintas al Consenso de Washington. Malasia, durante la crisis asiática, impuso controles de capital en lugar de seguir las recetas del FMI, y se recuperó más rápido que los países que siguieron la ortodoxia.

La pregunta no es si hay alternativas, sino quién tiene el poder de definir cuáles son las opciones "posibles".

"Esta vez será diferente"

El gobierno argumenta que sus reformas son más sofisticadas, mejor diseñadas, con más salvaguardas sociales que las del pasado.

La respuesta histórica: Este argumento se ha hecho cada vez que se implementan reformas neoliberales. En Argentina, Menem prometió que la convertibilidad era diferente a las devaluaciones del pasado. En México, Salinas prometió que el TLCAN sería diferente a las aperturas anteriores. En todos los casos, las diferencias fueron de grado, no de naturaleza.

El DS 5503 contiene exactamente las mismas recetas del 21060: liberalización, apertura, desregulación, reducción del Estado. Que el paquete venga con un programa social (PEPE) no cambia su naturaleza fundamental.

"Los anteriores lo hicieron mal; nosotros lo haremos bien"

El decreto critica extensamente al gobierno anterior por corrupción, ineficiencia y mala administración. Implícitamente, sugiere que las mismas políticas, bien implementadas, darán resultados diferentes.

La respuesta histórica: Las políticas neoliberales no fracasaron en América Latina por mala implementación. Fracasaron porque sus premisas son incorrectas:

  • Asumir que los mercados se autorregulan eficientemente
  • Ignorar las asimetrías de poder entre países desarrollados y en desarrollo
  • Desconocer el rol histórico del Estado en el desarrollo
  • Confundir estabilización macroeconómica con desarrollo

Un gobierno más honesto o más competente implementando las mismas políticas obtendrá resultados marginalmente mejores, pero no fundamentalmente diferentes.

VIII. Las preguntas que la sociedad boliviana debe hacerse

Antes de aceptar el programa del gobierno como inevitable, los ciudadanos bolivianos deberían preguntarse:

Primera: Si estas recetas funcionaron tan bien, ¿por qué Bolivia sigue siendo el país más pobre de Sudamérica después de haberlas aplicado durante veinte años (1985-2005)?

Segunda: Si el libre comercio es la clave del desarrollo, ¿por qué ningún país hoy desarrollado se desarrolló mediante el libre comercio?

Tercera: Si la inversión extranjera sin restricciones genera desarrollo, ¿por qué los países que más restringieron la inversión extranjera (Japón, Corea, China) son hoy potencias industriales, mientras los que más la liberalizaron (América Latina, África) siguen siendo exportadores de materias primas?

Cuarta: Si la estabilidad macroeconómica es suficiente para el desarrollo, ¿por qué Bolivia tuvo estabilidad macroeconómica durante casi dos décadas (1987-2005) sin salir de la pobreza?

Quinta: Si el problema fue la corrupción del gobierno anterior, ¿por qué la solución es reducir la capacidad del Estado de intervenir en la economía, en lugar de fortalecer la capacidad estatal con mejores instituciones?

Sexta: ¿A quién beneficia realmente un régimen que ofrece estabilidad tributaria de 15 años, arbitraje internacional y amnistía para capitales fugados?

IX. El rol de la ciudadanía crítica

El economista Albert Hirschman distinguió tres respuestas ante instituciones que no funcionan: salida (exit), voz (voice) y lealtad (loyalty).

La élite económica boliviana, cuando enfrenta crisis, puede optar por la "salida": sacar sus capitales, invertir en el exterior, obtener residencias en Miami o Madrid. El DS 5503, con su amnistía para capitales fugados, reconoce implícitamente que esta salida ya ocurrió y busca revertirla con incentivos.

La ciudadanía común no tiene la opción de salida. Puede optar por la lealtad (aceptar pasivamente las políticas del gobierno) o por la voz (cuestionar, debatir, exigir alternativas).

Este ensayo es una invitación a ejercer la voz. No una voz ideológica que rechace todo por principio, sino una voz informada que:

  • Conozca la historia del neoliberalismo en Bolivia y América Latina
  • Comprenda cómo se desarrollaron realmente los países hoy ricos
  • Identifique los intereses detrás de las políticas propuestas
  • Exija evidencia, no solo promesas
  • Demande alternativas, no solo ajustes

X. Elementos para una alternativa

Una crítica responsable debe ofrecer al menos lineamientos de alternativa. Basándose en las lecciones históricas y en la obra de Chang, una estrategia de desarrollo para Bolivia podría incluir:

Primero, protección selectiva y temporal de sectores con potencial de desarrollo. No protección generalizada e indefinida (el error del viejo desarrollismo), sino protección focalizada en sectores donde Bolivia tiene o puede desarrollar ventajas competitivas, condicionada al logro de metas de productividad y con plazos definidos.

Segundo, política industrial activa. Identificación de sectores estratégicos (agroindustria, litio, manufactura ligera) y apoyo sistemático mediante:

  • Crédito dirigido a tasas preferenciales
  • Inversión pública en infraestructura específica
  • Formación de recursos humanos especializados
  • Apoyo a la investigación y desarrollo
  • Compras públicas que prioricen producción nacional

Tercero, condiciones para la inversión extranjera. No rechazo de la inversión extranjera, pero sí requisitos de:

  • Transferencia tecnológica
  • Asociación con socios locales
  • Encadenamientos productivos nacionales
  • Metas de empleo y exportación
  • Reinversión de utilidades

Cuarto, control de capitales. Medidas para evitar la fuga de capitales y la especulación cambiaria:

  • Impuestos a las transacciones financieras de corto plazo
  • Requisitos de permanencia para inversiones
  • Regulación del mercado de divisas

Quinto, política cambiaria administrada. Un tipo de cambio que mantenga la competitividad exportadora, no flotación que genere volatilidad.

Sexto, inversión masiva en capacidades:

  • Educación técnica y superior de calidad
  • Infraestructura de transporte y comunicaciones
  • Salud pública que garantice una fuerza laboral productiva
  • Ciencia y tecnología

Séptimo, reforma tributaria progresiva que capture una mayor parte de las rentas de recursos naturales y reduzca la desigualdad.

Octavo, fortalecimiento institucional del Estado (no su reducción). Un Estado más pequeño no es necesariamente menos corrupto; a menudo es simplemente menos capaz. Lo que se necesita son:

  • Servicio civil profesionalizado
  • Sistemas de control y transparencia efectivos
  • Capacidad técnica para diseñar e implementar políticas
  • Autonomía frente a intereses particulares

Estas no son ideas utópicas. Son las políticas que realmente siguieron los países que se desarrollaron. No hay garantía de que funcionen en Bolivia, pero al menos tienen evidencia histórica a su favor.


QUINTA PARTE: EL PESO DE LA HISTORIA

XI. El contexto global: El neoliberalismo en retirada

El DS 5503 se promulga en un momento paradójico: mientras Bolivia abraza el neoliberalismo, el resto del mundo lo está abandonando.

Estados Unidos, cuna ideológica del libre mercado, ha implementado bajo las administraciones de Trump y Biden políticas industriales masivas: la Ley de Reducción de la Inflación, la Ley de CHIPS y Ciencia, restricciones a las importaciones chinas, subsidios a la manufactura nacional. El consenso bipartidista en Washington es que el libre comercio fue demasiado lejos.

La Unión Europea ha relajado sus reglas de ayudas estatales para permitir subsidios industriales, ha implementado el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (un arancel verde), y está replanteando su dependencia de China.

China, la economía de más rápido crecimiento en la historia humana, nunca siguió las recetas neoliberales. Mantiene un Estado profundamente intervencionista, bancos públicos que dirigen el crédito, empresas estatales en sectores estratégicos, y controles de capital.

India, el nuevo favorito de los inversores globales, combina apertura selectiva con protección industrial, requisitos de contenido local y una activa política industrial.

El consenso académico también ha cambiado. Economistas del mainstream como Dani Rodrik, Joseph Stiglitz y Mariana Mazzucato han documentado las fallas del Consenso de Washington y abogan por un rol más activo del Estado.

En este contexto, que Bolivia adopte el neoliberalismo ortodoxo en 2025 es como adoptar el patrón oro en 1971: una receta anacrónica cuyo fracaso ya está documentado.

XII. La responsabilidad histórica

Bolivia se encuentra en un momento de definición histórica. Las decisiones que se tomen en los próximos años determinarán si el país repite los errores del pasado o aprende de ellos.

El gobierno actual tiene derecho a proponer su programa económico. Ganó elecciones con un mandato de cambio. Pero la democracia no se reduce al acto electoral. Implica debate público informado, rendición de cuentas, y la posibilidad de que la ciudadanía cuestione las políticas.

La sociedad boliviana tiene la responsabilidad de:

Recordar. El neoliberalismo no es una idea abstracta en Bolivia. Es una experiencia vivida. Hay millones de bolivianos que recuerdan la "relocalización", la privatización del agua, la guerra del gas. Esa memoria colectiva es un recurso político valioso que no debe desperdiciarse.

Informarse. Más allá de la propaganda gubernamental y de la oposición ideológica, es necesario comprender qué proponen realmente las políticas, cuáles son sus antecedentes históricos, y quiénes se benefician.

Cuestionar. No aceptar como inevitable lo que es una opción política. No confundir la ausencia de alternativas con la falta de imaginación para concebirlas.

Organizarse. Los ajustes estructurales se implementan porque quienes se benefician de ellos están organizados, mientras quienes los sufren están dispersos. La resistencia a políticas regresivas requiere organización social.

Proponer. La crítica sin alternativa es estéril. Es necesario desarrollar, debatir y promover visiones alternativas de desarrollo.


EPÍLOGO: LA ESCALERA QUE BOLIVIA NECESITA

Ha-Joon Chang tituló su obra más conocida Kicking Away the Ladder —pateando la escalera— porque los países ricos, después de subir por la escalera del proteccionismo, la intervención estatal y la política industrial, la patean para que los países pobres no puedan usarla.

Pero hay algo aún más trágico que ser víctima de este juego: ser cómplice de él. Cuando un país adopta voluntariamente las recetas que perpetúan su subdesarrollo, está pateando su propia escalera.

Bolivia no necesita las recetas del Consenso de Washington. Las probó durante veinte años y fracasaron. Necesita construir su propia escalera: una estrategia de desarrollo adaptada a sus condiciones específicas, informada por la experiencia histórica de los países que realmente se desarrollaron, y orientada hacia la construcción de capacidades productivas, no solo hacia la estabilización macroeconómica.

Esa escalera no la construirán los inversores extranjeros atraídos por exenciones tributarias de 15 años. No la construirán los capitales "repatriados" con amnistía. No la construirá un Estado que renuncia a su capacidad de intervención.

La construirá un pueblo que conoce su historia, que exige alternativas, que no acepta como inevitable lo que es una opción política, y que entiende que el desarrollo no es un regalo de los mercados internacionales, sino una conquista de las sociedades organizadas.

El DS 5503 es una invitación a repetir el pasado. Bolivia merece un futuro diferente.


Diciembre de 2025


BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA

  • Chang, Ha-Joon (2002). Kicking Away the Ladder: Development Strategy in Historical Perspective. Anthem Press.
  • Chang, Ha-Joon (2008). Bad Samaritans: The Myth of Free Trade and the Secret History of Capitalism. Bloomsbury.
  • Chang, Ha-Joon (2010). 23 Things They Don't Tell You About Capitalism. Penguin.
  • Rodrik, Dani (2007). One Economics, Many Recipes: Globalization, Institutions, and Economic Growth. Princeton University Press.
  • Stiglitz, Joseph (2002). Globalization and Its Discontents. W.W. Norton.
  • Wade, Robert (1990). Governing the Market: Economic Theory and the Role of Government in East Asian Industrialization. Princeton University Press.
  • Amsden, Alice (1989). Asia's Next Giant: South Korea and Late Industrialization. Oxford University Press.
  • Klein, Naomi (2007). The Shock Doctrine: The Rise of Disaster Capitalism. Metropolitan Books.

El presente artículo de opinión es responsabilidad exclusiva de su autor. Los contenidos, afirmaciones y puntos de vista expresados no reflejan necesariamente la opinión de elfaro24.com ni de su equipo editorial. 

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